La convención demócrata, la gran fiesta electoral que celebra el partido para propulsar a su candidato hacia la Casa Blanca, arrancó ayer con una mezcla de optimismo y cautela sobre las posibilidades de Joe Biden, que será nominado a la presidencia de EE.UU. este jueves. La jornada de ayer buscaba mostrar la unidad del partido alrededor de Biden, con discursos de pesos pesados de diferentes corrientes: el ala izquierdista (el senador Bernie Sanders), el sector moderado (la senadora Amy Klobuchar), el voto de las minorías raciales (el diputado James Clyburn y la senadora Chaterine Cortez Masto), republicanos moderados a favor de Biden (excandidato a la presidencia John Kasich) y quizá el rostro más popular del partido, Michelle Obama.
La energía y el entusiasmo que se suponen al akelarre electoral de los demócratas no solo estuvo amenazado por las limitaciones del Covid-19, que ha dejado un espectáculo televisivo excesivo en una conexión virtual con los votantes. También por la sombra de la incertidumbre sobre la marcha de la campaña. Las últimas encuestas mantienen a Biden con una diferencia importante respecto a Donald Trump, pero el presidente recorta distancia.
En la víspera del arranque de la convención, como un regalo envenenado, la encuesta de la cadena CNN, que no es sospechosa de ser amable con Trump, aseguraba que el presidente había reducido la brecha con Biden a solo cuatro puntos. Mientras que en su última encuesta, en junio, Biden obtenía un 55% de los apoyos, frente al 41% de Trump, en el sondeo realizado la semana pasada, el resultado era 53%-49%.
El principal motor de ese cambio es el traslado de voto masculino a Trump. Mientras que en junio ambos candidatos empataban en ese electorado, ahora el presidente abre una brecha de 16 puntos. La encuesta de la CNN se realizó justo después del anuncio por parte de Biden de que su candidata a la vicepresidencia sería Kamala Harris, que aspira a convertirse en la primera mujer en el cargo.
La encuesta también señalaba que Biden había perdido la ventaja entre los votantes independientes (clave en estas elecciones) y que su tirón en las minorías raciales es menor que en anteriores sondeos.
Los resultados de los sondeos de CNN también han sufrido cierta volatilidad esta campaña: dio 11 puntos de ventaja a Biden en abril, cinco en mayo, 14 en junio y cuatro ahora. Trump ha reiterado que las encuestas que le colocan por detrás de Biden son «fake» (ningún sondeo le da como ganador desde mediados de febrero, cuando arrancó la pandemia). Pero ayer alardeó en una entrevista en Fox News que había «recuperado diez puntos en el último mes».
La encuesta de CNN es una excepción entre los estudios de opinión. Ayer mismo, el de «The Washington Post» y la cadena ABC señalaba una distancia más en línea con lo que han mostrado las encuestas en los últimos meses: 53% para Biden, 41% para Trump. Es una diferencia abultada, similar a la de otras encuestas nacionales recientes: la de la NBC y «The Wall Street Journal» otorga a Biden una brecha de nueve puntos; la de CBS y YouGov, de diez puntos; la de Fox News, de siete puntos.
La mayoría de ellas, sin embargo, muestran que la ventaja se deteriorara, que Trump araña un par de puntos sobre su rival. Quizá la evolución de la pandemia tenga que ver con ello. En julio se produjo un fuerte repunte de casos en muchas regiones del país, incluidos estados de fuerte implantación republicana, y se rompieron los récords diarios de infecciones de la primavera. En las últimas semanas, ese repunte se ha moderado, a pesar de que todavía se registraron decenas de miles de nuevos contagios cada día.
La conclusión es que queda mucho partido por delante: porque habrá vuelcos de aquí al 3 de noviembre, la fecha electoral, y porque la situación no es tan clara en los estados decisivos. Estas encuestas son a nivel nacional y no ofrecen un diagnóstico efectivo de esos estados. En 2016, Hillary Clinton consiguió un 2% más de votos –casi 3 millones de papeletas– que Trump, pero perdió. Se debe a que perdió por la mínima en varios de esos estados claves, como Florida, Michigan o Wisconsin. Las encuestas locales le dan ganador ahí a Trump, pero son sondeos más limitados. Según el de CNN, en los quince estados donde los resultados fueron más ajustados en 2016, hay un empate técnico.
El expresidente de Colombia, Álvaro Uribe, que gobernó el país entre 2002 y 2010, dijo este domingo que siente que está «secuestrado» al referirse a la detención domiciliaria en la que permanece por orden de la Corte Suprema de Justicia que lo investiga por presunto fraude procesal y soborno de testigos.
«Estoy indignado porque yo siento que estoy secuestrado por mentiras, por sesgos. Estoy secuestrado por la complicidad de unos magistrados y del joven senador (Iván) Cepeda, afín a las FARC», expresó Uribe en una entrevista con la revista Semana, su primera declaración a la prensa desde que se ordenó su detención, informa Efe.
La Corte Suprema de Justicia ordenó el pasado 4 de agosto la detención domiciliaria de Uribe, al considerar que hay riesgos de que obstruya la Justicia en el proceso abierto en su contra.
El caso comenzó en 2012, cuando Uribe demandó por supuesta manipulación de testigos al senador Cepeda, del partido izquierdista Polo Democrático Alternativo (PDA), que en esa época preparaba una denuncia en el Congreso contra el exmandatario por supuestos vínculos con el paramilitarismo.
El proceso contra Cepeda cambió de orientación cuando el magistrado de la Corte Suprema, José Luis Barceló, que fue quien recibió el caso, no solo lo archivó sino que le abrió una investigación al demandante por supuesta manipulación de testigos.
Uribe, que hoy es senador por el partido oficialista Centro Democrático, afirmó que en el proceso que le siguen le «han violado ocho garantías procesales fundamentales, después de que compraron testigos, e intentaron comprar otros».
Su abogado, Jaime Granados, aseguró esta semana que, tras examinar las 1.554 páginas de la decisión de la Corte, concluyó que «no existe ningún fundamento legal para ordenar la detención del expresidente».
«Esta decisión infundada y sin precedentes en la Justicia del país demuestra cómo a Álvaro Uribe se le han violado principios y derechos jurídicos consagrados en la Constitución de Colombia», agregó el letrado.
El vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, pidió el viernes la puesta en libertad del exmandatario colombiano y lo calificó de «héroe». «Respetamos las instituciones colombianas y su independencia, pero estando el expresidente Álvaro Uribe bajo arresto domiciliario nos unimos a todas las voces amantes de la libertad en todo el mundo para pedir a los funcionarios colombianos que permitan que este héroe (...) se defienda como un hombre libre», dijo Mike Pence.
En ese sentido, Uribe manifestó durante su entrevista con Semana que «el vicepresidente Pence tuvo un gesto generoso» y recordó que un hermano del funcionario norteamericano «estuvo hace muchos años» en su casa. «Pedir que se aplique la Constitución colombiana es lo mínimo», añadió Uribe sobre la declaración de Pence.
La figura de Uribe es muy controvertida en Colombia, ya que durante su gobierno se cometieron numerosas violaciones a los derechos humanos, como la ejecución extrajudicial de miles de jóvenes y campesinos a los que las Fuerzas Armadas hacían pasar por guerrilleros muertos en combate, conocidos como falsos positivos.
Desde el principio parecía improbable que Tailandia, país que no aplica la pena de muerte desde hace once años, ejecutara al español Artur Segarra, condenado por el atroz asesinato de su amigo el consultor David Bernat en Bangkok en 2016. Tal y como se esperaba, así ha ocurrido y el viernes, con motivo del 68 cumpleaños del rey Vajiralongkorn, Segarra fue uno de los presos que se benefició de su perdón, según confirmó hoy la agencia EFE en el Departamento de Correccionales.
Con la conmutación de la pena capital, que pasa a ser cadena perpetua, Segarra ve abierta la puerta a una futura extradición para seguir cumpliendo condena en España, donde tiene causas pendientes con la justicia por estafar a ancianos. Pero antes deberá pasar al menos ocho años entre rejas en Tailandia, lo que significa que todavía le quedan otros cuatro. Además, tendrá que devolver a la familia de Bernat unos 20.000 euros que logró sustraerle de sus tarjetas de crédito, móvil de este crimen que horrorizó a Bangkok y a la comunidad española allí residente.
Aunque ambos eran amigos y salían juntos con frecuencia, los tribunales tailandeses consideraron probado que Segarra secuestró, retuvo, torturó y mató a Bernat para robarle el dinero de su cuenta bancaria, descuartizándolo después y arrojando sus restos al río Chao Phraya para hacer desaparecer su cuerpo. Durante todo el proceso judicial, que culminó el 20 de noviembre de 2019 con la confirmación de la condena por parte del Tribunal Supremo de Tailandia, Segarra mantuvo su inocencia. Pero en diciembre, y para agotar el último recurso que le quedaba, confesó por primera vez su culpabilidad en una carta en la que pedía clemencia al monarca tailandés. En dicha misiva, a la que EFE tuvo acceso en exclusiva, relató sin dar muchos detalles que había matado a Bernat al reaccionar de manera violenta durante una pelea.
La investigación policial, sin embargo, apunta a un crimen mucho más calculado y sádico, ya que Bernat sufrió un calvario antes de fallecer. Gracias a las grabaciones de las cámaras de seguridad, la última vez que se le vio con vida fue entrando en moto con Segarra en el apartamento de este. Bernat, nacido en L´Albí (Lérida) y con 39 años en el momento de su muerte, era un consultor de éxito que podía ganar hasta mil euros al día.
En las juergas que se corría con Segarra en las noches locas de Bangkok, le contó que tenía mucho dinero en su cuenta de Singapur. Una revelación muy peligrosa porque Segarra, que tiene unos 40 años, había huido de España tras una carrera delictiva llena de estafas y timos. Dentro de sus pesquisas, la Policía tailandesa encontró restos de sangre de Bernat en el apartamento de Segarra, donde se supone que lo retuvo entre el día 20 y el 26 de enero de 2016 para sonsacarle las claves de su cuenta bancaria. Aunque los medios tailandeses publicaron en su día que Segarra llegó a transferir a su cuenta hasta 37 millones de bahts (930.000 euros) de Bernat, la cantidad finalmente sustraída fue mucho menor.
Tras varios días de torturas, los forenses creen que Bernat murió asfixiado el 26 de enero. Esa misma noche, Segarra salió de su piso cargando un gran paquete en su moto y se dirigió al río Chao Phraya, que atraviesa la capital tailandesa. A partir del día 30, en sus aguas empezaron a aparecer los restos de Bernat, cuyo cuerpo había sido desmembrado. Días antes, Segarra había comprado unas sierras halladas en su casa.
Buscado por la Policía tailandesa, Segarra huyó a Camboya, donde fue detenido a los pocos días. Entregado a Tailandia, defendió siempre su inocencia, pero fue inculpado por su novia. Aunque nunca implicó a nadie, el libro «La verdad sobre el caso Segarra», del escritor y bloguero Joaquín Campos, apunta directamente a otro español como cómplice, lo que sigue siendo un misterio.
En el pozo de una mina chino en 2012 unos mineros que se dedicaban a sacar excrementos de murciélago del lugar contrajeron una extraña enfermedad con una sintomatología muy parecida a la que actualmente se conoce como Covid-19, según publica New York Post.
El virólogo Jonathan Latham y la bióloga molecular Allison Wilson, ambos de la organización sin fines de lucro Bioscience Resource Project en Ithaca, han traducido una tesis del médico chino que trató a los mineros y envió sus muestras de tejido a Wuhan, al Instituto de Virología para pruebas.
En esa tesis se explica que seis mineros de la mina Mojiang enfermaron después de pasar más de 14 días eliminando heces de murciélago. Tres de ellos murieron. Además, también se especifica que los síntomas de estos trabajadores eran fiebre alta, tos seca, dolor en las extremidades y, a veces, dolores de cabeza.
El tratamiento que se les dio a los mineros también es muy similar al que se utiliza hoy para los enfermos de Covid: esteroides, anticoagulantes y antibióticos, además de ventilación en los casos más extremos.
La teoría de Latham y Wilson el que el virus, una vez dentro de los mineros, "evolucionó" a SARS CoV-2, "un virus muy adaptado a los humanos", y las muestras de alguna manera escaparon del laboratorio el año pasado, lanzando lo que se ha transformado en el coronavirus.
La reacción al hallazgo de Latham-Wilson ha ido ganando gradualmente críticas positivas por parte de la comunidad científica de EE. UU. El reconocido genetista e ingeniero molecular estadounidense George Church compartió su trabajo en Twitter en julio.
Stuart Newman, un destacado experto en biología celular y anatomía lo ha calificado como "la mejor explicación hasta ahora sobre los orígenes del SARS CoV 2" en un tweet del 19 de julio sobre el informe.
Latham considera que su teoría está circulando clandestinamente en la comunidad científica pero que se resisten a hacerlo público porque el coronavirus se ha politizado mucho.
La teoría oficial hasta ahora el que el coronavirus se originó en Wuhan en diciembre, cuando cruzó la barrera de especies de los animales a la venta en el mercado de mariscos de Huanan.
Pero muchos científicos todavía cuestionan los orígenes de la infección, especialmente después de que funcionarios del gobierno limpiaran y cerraran el mercado casi tan pronto como la pandemia comenzó a extenderse.